5 destinos europeos de lo más pintorescos (II)

El viejo continente guarda en su vasto territorio reliquias en forma de ciudades y pueblos cargadas de siglos y siglos de Historia. Las pintorescas ciudades europeas, tan perfectas que son dignas de postal, inspiran días tras día a miles de viajeros que se acercan a sus empedradas calles para explorar sus históricas ruinas y antiguas construcciones.

Ya vimos en nuestro primer post de esta sección la lista de cinco destinos muy próximos a nosotros e incluso en nuestro propio territorio: Portugal, Francia, Italia, Grecia y Teruel. En esta ocasión vamos a fijar nuestra atención en destinos de países de Europa Central.
Si estás preparando una aventura europea para este verano, asegúrate de visitar las siguientes ciudades que te proponemos hoy:

Brugge

Empezamos fuerte con la que es, en mi humilde opinión, una de las ciudades más bonitas de Europa. Cualquiera que haya estado en Brujas —Brugge, en flamenco; Bruges, en francés— vuelve enamorado de ella. Su encanto reside principalmente en su casco histórico, declarado en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La ciudad conocida como “la Venecia del norte” mantiene intacta sus estructuras arquitectónicas medievales, aunque es cierto que gran parte de sus edificios han sido reconstruidos.

La ciudad belga es la capital de la provincia de Flandes Occidental. En flamenco, brug significa “puente”, y recibe su nombre debido a la gran cantidad de puentes que en ella existen. Es de obligado cumplimiento subirse a una barca con guía y dar una vuelta por los canales. Toda una delicia que nos transporta a un viaje al pasado entre los ruidos de los carruajes tirados por caballos que recorren sus empedradas calles.

Igual de famoso que sus puentes y canales, es su campanario, Patrimonio de la Humanidad desde 1999. Aparece en la película protagonizada por Colin Farrel, In Bruges (en castellano, Escondidos en Brujas) y está ubicado en el centro de la ciudad. Con una altura de 83 metros, es impresionante subir a lo más alto y admirar las mejores vistas de Brujas, aunque para ello hay que subir 366 escalones. Los menores de 25 años pagan 4€; el resto de mortales, 8€. Si no te apetece subir o tienes vértigo, puedes admirarlo desde la plaza y escuchar su carrillón compuesto por 47 campanas mientras te comes el plato típico de mejillones con patatas fritas. Una delicia.

Rothenburg-ob-der-Tauber

En la Baviera alemana encontramos esta pequeña ciudad que, a pesar de su tamaño, cuenta con una gran fama mundial debido al buen estado de conservación de su centro histórico medieval.

Y eso que Rothenburg ha sufrido mucho a lo largo de la historia. Incendios y terremotos aparte, durante la II Guerra Mundial fue bombardeada por las fuerza aéreas norteamericanas, que destruyeron el 40% de la ciudad. Por suerte, no resultaron afectadas las partes más antiguas de la ciudad ni los edificios históricos. Después de la guerra y con ayuda de donaciones del ejército de EEUU, los edificios destruidos fueron reconstruidos en su forma original.

Su particular sobrenombre “ob der Tauber” significa “sobre el río Tauber”. Son muy particulares de la ciudad sus pintorescos edificios, sus  estrechas callejuelas y sus pequeñas plazas, que se llenan de miles de turistas de todo el mundo cada año. Ha sido escenario de películas como El enigma de Kaspar Hauser o Chitty Chitty Bang Bang, además de ser fuente de inspiración para el pueblo en la producción de Disney, Pinocho. Seguro que los jugadores de Counter Strike pueden reconocer ciertos parecidos en la estampa más famosa de la ciudad con el mapa “cs_italy”.

Gouda

No nos referimos al queso gouda sino a la ciudad holandesa con el mismo nombre —en realidad, sería al revés, ya que es el queso el que toma el nombre de la ciudad—. Puede que la pequeña Gouda, de 70.000 habitantes, no sea muy famosa ni sea la primera parada cuando visitas los Países Bajos, pero sin duda tiene un encanto especial que se nota nada más visitarla.

Situada entre Rotterdam y Ámsterdam, la historia de Gouda ha sido muy convulsa: saqueos, incendios, peste, ocupaciones, demoliciones, más incendios, bombardeos… Pese a todo, ha sabido resurgir de sus cenizas y cautivar al turista desde el primer instante en el que paseas por sus empedradas calles, adornadas por réplicas de quesos colgados a modo de banderillas.

Destaca por la belleza de sus edificios —en particular su ayuntamiento gótico que se erige en solitario en mitad de la plaza, haciendo sonar su carrilón cada hora—, la amabilidad de sus habitantes, sus pequeños y floridos canales, sus molinos que adornan el paisaje y su importancia mercantil. No puedes irte de la ciudad sin 4 o 5 variedades de queso Gouda bajo el brazo, ¡todo un manjar!

Salzburg

Entre Viena y Munich, al norte de los Alpes austríacos, encontramos la preciosa ciudad de Salzburgo. La famosa ciudad debe su nombre a un elemento muy común que todos tenemos en casa: la sal. La importancia de la ciudad se explica a través del descubrimiento de las minas de sal, el «oro blanco» de la época. Era todo un lujo poder extraer el preciado mineral en una zona tan alejada del mar, lo cual otorgó a la región una gran prosperidad.

Si antes hablaba de Brujas como una ciudad de las más bonitas de Europa, Salzburgo no se queda ni mucho menos atrás. La ciudad es el centro de la cultura y la modernidad en el corazón de Europa. Es conocida como “la Roma del Norte” por la influencia italiana en sus imponentes construcciones: la fortaleza Hohensalzburg, la catedral barroca, la iglesia Franciscana y la iglesia de la Universidad, todo custodiado por los imponentes montes Mönchsberg y Kapuzinerberg.

Declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1996, no podemos hablar de Salzburg sin mecionar a sus dos protagonistas: Wolfgang Amadeus Mozart y la película Sonrisas y Lágrimas (‘The Sound of Music’) —con permiso, también, del director musical Herbert von Karajan—. TODO en Salzburgo merece la pena: sus floridos jardines, sus espectaculares vistas desde lo alto de la fortaleza, la belleza de la naturaleza de sus alrededores… Una ciudad que rezuma Historia y un esplendor de inmaculada perfección por todos los costados. Una delicia para los sentidos que te hará permanecer boquiabierto durante toda tu visita.

Mürren

Nos desplazamos al oeste de los Alpes hasta la localidad suiza de Mürren, en el cantón de Berna. El pequeño pueblecito de 500 habitantes ofrece una vista de las 3 montañas más famosas de Suiza, tan cercanas que casi las puedes tocar: el Eiger (Ogro), el Mönch (Monje) y el Jungfrau (Doncella), siendo la última el pico más alto con 4.158 m. Mürren está situada en un emplazamiento idílico y precioso, entre los valles de las montañas.

En sus orígenes fue una villa de granjas, pero debido al turismo de invierno y verano, la aldea creció de tamaño exponencialmente. Aunque no tenga un número elevado de habitantes, tiene una gran capacidad hotelera.

Hablar de esquí es hablar de Mürren. En 1911 llegó el primer turista británico y en 1922, el Club de Ski Kandahar se estableció. En 1928 se comenzó a celebrar la Inferno ski race, la carrera amateur más larga del mundo (15.8km) que hoy en día todavía se sigue celebrando. El primer Campeonato Mundial de Esquí Alpino se celebró en Mürren en 1931. Es una visita obligada para los amantes de la nieva y la montaña.